miércoles, 5 de septiembre de 2012

¿Crisis o transformaciones de la Democracia?

 Norberto Bobbio, nos habla en sus escritos sobre las llamadas "transformaciones de la democracia" en sentido axiológicamente neutro, sin atenerse a un significado positivo o negativo. Según Bobbio, prefiere hablar de transformaciones más que de crisis, porque el término crisis hace pensar en un colapso inminente. En el mundo, según el autor del libro "El futuro de la democracia", "la democracia no goza de óptima salud, y por lo demás tampoco en el pasado pudo disfrutar de ella, sin embargo no está al borde de la muerte". A pesar de lo que se diga, ninguno de los regímenes democráticos nacidos en Europa después de la Segunda Guerra Mundial ha sido abatido por una dictadura, como sucedió en cambio después de la primera (guerra mundial). Al contrario, algunas dictaduras que sobrevivieron a la catástrofe de la guerra se transformaron en democracias.
Mientras el mundo soviético está agitado por sacudimientos democráticos, el mundo de las democracias occidentales no está seriamente amenazado por movimientos fascistas.
Para un régimen democrático, estar en transformación es el estado natural, la democracia es  dinámica, el despotismo es estático y siempre igual a sí mismo. Los escritores democráticos de fines del siglo XVIII contraponían la democracia moderna (representativa) a la democracia de los antiguos (directa); pero no hubieran dudado en considerar el despotismo de su tiempo de la manera en que describieron los escritos antiguos: piénsese en Montesquieu y Hegel y en la categoría del despotismo oriental.
Cuando hoy se habla de democracia occidental se hace referencia a regímenes surgidos en los últimos doscientos años, después de las revoluciones norteamericana y francesa.
La única manera de entenderse cuando se habla de democracia, en cuanto contrapuesta  a todas las formas de gobierno autocrático, es considerarla caracterizada por un conjunto de reglas (primarias y fundamentales) que establecen quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas  y bajo qué procedimientos.
Hoy, a diferencia de la democracia de los antiguos (democracia directa), la democracia es representativa. En términos generales la expresión "democracia representativa" quiere decir que las deliberaciones colectivas, es decir, las deliberaciones que involucran a toda la colectividad, no son tomadas directamente por quienes forman parte de ella, sino por personas elegidas para este fin. Un sistema democrático caracterizado por representantes revocables es - en cuanto se acerca presupone representantes - un forma de democracia representativa, pero en cuanto esos representantes son revocables se acerca la democracia directa. La democracia representativa y la democracia directa no son dos sistemas alternativos, en el sentido de que allí donde existe uno no puede existir el otro, sino que son dos sistemas que pueden integrarse recíprocamente.
Se aprecia que la democracia directa no es suficiente cuando se considera que las instituciones de la democracia directa, en el sentido propio de la palabra , son dos: la asamblea de los ciudadanos deliberantes sin intermediarios y el referendum. Ningún sistema complejo, como es el de un Estado Moderno, puede funcionar solamente con uno o con otro; ni siquiera con ambos al mismo tiempo.
a asamblea de los ciudadanos, la democracia que tenía en mente Rousseau en el siglo XVIII, es una institución que puede existir únicamente en una pequeña comunidad como era el modelo clásico por excelencia, la Atenas de los siglos V y IV, cuando los ciudadanos eran unos cuantos miles y su asamblea - tomando e cuenta los ausentes por voluntad o por fuerza - se podían reunir todos en el lugar convenido (muy pocas veces se veían más de dos o tres mil ciudadanos en las colinas).  Por lo que respecta al referendum, que es la única institución de la democracia directa que se aplica concreta y efectivamente en la mayor parte de los Estados de democracia avanzada , es un expediente extraordinario para circunstancias extraordinarias (en la República Argentina a esta institución de la democracia directa se la denomina "consulta popular" la cual puede ser de carácter vinculante y no vinculante; artículo 40 de la Constitución Nacional Argentina). Nadie puede imaginar un Estado que se pueda ser gobernado mediante el llamado continuo al pueblo, teniendo en cuenta la leyes que son promulgadas en nuestro país cada año.
No hay duda de que estamos asistiendo a la expansión del proceso de democratización. Este consiste no tanto -como erróneamente se dice - en el paso de la democracia representativa a la democracia directa, como en el paso de la democracia política en sentido estricto a la democracia social, o sea, en la extensión del poder ascendente, que hasta ahora había ocupado casi exclusivamente el campo de la gran sociedad política.
En otras palabras, podemos concluir que lo que sucede hoy en referencia al desarrollo de la democracia no puede ser interpretado como la afirmación de un nuevo tipo de democracia, sino que debe ser entendido como la ocupación por parte de formas, incluso tradicionales, de democracia, como es la democracia representativa, de nuevos espacios, es decir, de espacios dominados hasta ahora por organizaciones de tipo jerárquico y burocrático.