En 1992, la ola privatizadora instalada en el país alcanzó también a la sociedad estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Con la expropiación se abre un nuevo capítulo en la historia de la petrolera, en un intento por revertir un período plagado de desaciertos.
Con el anunció del proyecto oficial para expropiar e intervenir YPF, la presidenta Cris-tina Kirchner protagonizó un nuevo hito en la historia de la petrolera nacional, que en los últimos veinte años enfrentó primero un proceso de desregulación y luego uno de privatización.
La compañía nacional, creada el 3 de junio de 1922 a partir de un decreto del presidente Hipólito Yrigoyen, designando al general Enrique Mosconi al frente y en medio de un fuerte debate por la explotación del petróleo, inició el peor período de su historia en 1989.
Con el gobierno de Carlos Menem arrancó el proceso de reestructuración de la petrolera argentina, con la establecida idea neoliberal de “achicar” la compañía en cuanto a la cantidad de personal y de activos, bajo la controvertida necesidad de desregular el mercado.
De esa manera, y hacia 1991, José Estenssoro asumió al frente de la compañía, implementó una profunda reconversión de la empresa, que pasó de tener un plantel de 51.000 empleados en 1990 a 10.600 en 1993.
En 1992, la ola privatizadora instalada en el país alcanzó también a la sociedad estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales que con la sanción de la ley 24.145 pasó denominarse YPF SA y así bancos y fondos de inversión de diversos países fueron tomando parte en el paquete accionario de la compañía.
El hito histórico posterior se produjo en 1999, cuando la empresa de capitales españoles, Repsol adquirió el 85,01 por ciento de las acciones de YPF para lo cual desembolsó alrededor de 13.439 millones de dólares. En enero de ese mismo año, el grupo español ya había desembarcado en la compañía, al hacerse de un 14,99 por ciento del paquete accionario.
Otro punto importante en la historia reciente de la compañía se produjo en 2007, en la presidencia de Néstor Kirchner, con el ingreso a la firma del grupo Petersen, controlado por la familia Eskenazi.
Este grupo nacional se quedó con el 14,9 por ciento del paquete accionario de YPF y este ingreso, impulsado por el Go-bierno, fue interpretado como el desembarco de un empresa local en la compañía propiedad de Repsol.
En aquel momento, el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, manifestó: “Los argentinos tendríamos que estar contentos de que capitales argentinos estén recuperando parte de la empresa que lamentablemente nos ha traído tantos dolores de cabeza” con la privatización.
Casi un año atrás (mayo de 2011), el grupo comandado por los Eskenazi amplió su participación con la compra de 10 por ciento más de acciones por 1.304 millones de dólares y pasó a controlar el 25,46 por ciento de la petrolera”.
Ahora, el anuncio de la Presidenta de enviar un proyecto para expropiar el 51 por ciento de las acciones en manos de Repsol y de intervenirla abre un nuevo capítulo en la historia de la petrolera, en un intento por revertir un período plagado de desaciertos.
